Por: Alfredo Nicolás Lorenzo
El poeta avanza, se nos aproxima, nos asedia desde el mismo núcleo del misterio, de lo incognoscible, de su secreto tesoro, de su interior cantera grávida de ensueños y magia trae esos regalos, ese magnífico despojos de su espíritu que son los versos. Pocas veces vivencias de las más nobles que es dable gozar al amante de la poesía logramos escuchar en la propia voz del poeta la teoría de su arte, el desfile de sus normas, y su particular experiencia y sentir acerca de esa expresión suya hecha de amor y de fervor, Porque sólo tenemos para nuestro placer de seres perecederos aquella letra, aquella música que brota de su ánimo, de su creación, aquel perfume que parece perderse en los ámbitos de su aérea arquitectura.
Al escuchar en una tarde luminosa de Mayo acá en la Habana, en el marco del Festival Internacional de Poesía a Johnny Barbieri, poeta peruano de acento brizado de asombro y temblor, y enamorado del mundo; además identificado con el fresco de su coloquio, la esencia y el candor de su poesía exquisita, la fragilidad de la palabra de este poeta que alcanza en ocasiones la rotundidad del acero fino, va desgranado sus meditaciones en torno al hecho poético. Sus imágenes logran ofrecer la más justa y ceñida visión de su glosa a la propia obra, dando claror exposición didáctica a su plática aleccionadora. Sin adoptar posturas de domine, no se rodea de bruma para ser esotérico su mensaje, su charla abre senderos claros para su poesía nimbada de claridades.
El poeta halla de este modo la satisfacción de una fraternidad superior, de una comunicación espiritual de muy alta especie. Para Johnny Barbieri la poesía es tránsito, traslación, como el árbol cuando hunde sus raíces en la tierra y se eleva, se yergue y levanta sus ramas como brazos hacia el cielo; ese afán de altura, ese anheló de la luz y de lo desprendido es la sustancia de la poesía de este peruano.
Si en la tierra encuentra sustentáculo y apoyatura, en el poeta no puede permanecer, ya que queda como pegajoso amor en el campo. Por eso la poesía causa cambio en el, es una mutación que deja a los seres humanos en su primera condición: la poesía imprime su huella en ellos y los trasmuta y da un impulso que los levanta sobre el suelo.
De este índice primero derivan tres pautas para la poesía, una ha de ser móvil, no es estática, dos ese afán de remontar el vuelo ha de poner ante sí un exacto punto de llegada y por último, cancela sus aristas, purifica su expresión, aquí lata sus elementos en un constante deseo de pureza. A todos nos llega la poesía y la verdadera poesía encuentra asiento en todo corazón humano, yo confieso que los momentos de mayor satisfacción de Johnny Barbieri como poeta, como profesor, como amigo han sido aquellos en los cuales el ha podido observar la forma en que sus poemas se aposentan en los oyentes y en los lectores. Un sentimiento ecuménico, una filiación de comunidad se establece de esta manera entre el creador de poesía y los lectores ávidos de vinculaciones.
Nos quedan todas estas consideraciones en el campo teórico, meramente iconoclasta y mesiánico, Johnny Barbieri nos entrega con ademán y recato de cabal creación, algunos de sus poemas; nadie puede discrepar de esas nociones sobre el arte poético que el autor va desenvolviendo en el curso de su charla, cierta desavenencia cabría existir en otros conceptos suyos acerca de su escritura; porque a fin de cuentas la poesía esta más allá, o más acá de la creación o la expresión suprarreal que mira hacia fuera con cierta ubicuidad poética.
Quedará para siempre en la Literatura Peruana libros como Branda y la Mesón de los Pandos (1993), El libro Azul (1996), MAKA (1999), Jugando a ser Dios (2000), Carne de mi carne (2002), La Virgen Negra (2003), Libro Hindú (2005) y Yo es otro (2007); escrituras que le han dado un reconocimiento nacional e internacional a Johnny Barbieri, a veces he llegado a pensar como es que le va llegando este talento creador a este hombre, a esta personalidad humana, que lo sitúa entre los escritores más contemporáneos del siglo XXI.
Casa de las Américas, La habana 2 de Julio de 2009.
Johnny Barbieri y Alfredo Nicolás
Alfredo Nicolás Lorenzo, Camaguey (1964). Poeta, practica la narrativa y el ensayo. Es fundador de la revista Proposiciones de la desaparecida Fundación Pablo Milanes, ha colaborado en Alforja Poesía y La Voz de Coahuila (México). Actualmente se desempeña como docente, promotor cultural y coordinador de talleres. Es miembro del Taller Literario de la Fundación Nicolás Guillén; aparece en la Antología Sonetos de Amor y otros poemas, (Universidad Autónoma de Coahuila, México (2003) y también en la Revista Hispanoamericana de Literatura del Perú. Ha participado con relativo éxito en concursos internos universitarios de poesía; ha publicado también numerosos ensayos, artículos y material periodístico en su corta carrera literaria.
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