I / Carlos Oquendo de Amat en metros
Hay un
árbol de 5 metros con ventanas mirando al mar.
Un
árbol que crece a perpetuidad 5 veces a lo largo del día,
con
esa seguridad de ser el árbol más bello del mundo.
Bajo
el sol su pulsación se acrecienta como
un
tambor de guerra anunciando el inicio del fin,
acaso
el árbol crece 5 metros para el frente,
acaso
los pájaros vuelan aterrados de no volar un metro más.
Solo
las ventanas permanecen abiertas para que los pájaros
entren
o salgan,
solo
los caminos permanecen a la deriva llenos de pasos
que no
volverán a sus inicios.
Son
los pasos muertos, los de la ausencia, los de la huida.
El sol
crece en abril,
sus
afilados caninos nos hieren,
el día
ha nacido entorno a las ventanas desclavadas,
a los
vuelos inabarcables.
5
metros de pájaro,
5
metros de árbol,
5
metros de lluvia,
cómo
crece abril 5 metros a la derecha,
5
metros de estética perturbación.
Solo
existen los botones para abrirlas y extraer tu corazón,
solo
existen los cencerros que nos guían para no extraviarnos
en
esta ciudad llena de incisiones.
La
calle enumerada donde andamos siempre a la deriva.
Solo
existe 5 metros de esta acera de innumerables pasos,
solo
hay 5 metros de poemas que representan
todos
los poemas del mundo.