miércoles, febrero 28, 2007


LA VIRGEN NEGRA
Una lectura existencialista al poemario del Poeta Johnny Barbieri

Por Ronald Castillo Florian

Para una virgen negra busco cien acres de luzAltares con zarzas y rosas fosforescentesEn medio de un invierno que se balancea con el vientoBusco un mausoleo con un jardín de mármol y sobre ellaUna mano de cal omnipotente creandoEl mundo.
Johnny Barbieri, poeta peruano (Lima, 1966) de trayectoria ilustre y prolífica tiene publicado siete libros de magnífica poesía que cautivan y desgranan la realidad tornándola enigmática y de inmensurable vigencia. La virgen negra es un poemario publicado en el año 2003 bajo las ediciones de Noble Katerba al cual pertenece siendo, también, un digno representante del mismo.
Conocí a Jhonny a través de sus poemarios, tales como Branda y la Mesón de los pandos (1993), el libro azul (1996), Maka (1999), jugando a ser Dios (2000), carne de mi carne (2002), el libro hindú (2005) y en un taller de poesía que organizó nuestro amigo y colega el poeta Leoncio Luque en el distrito de San Luis en Lima, Perú.
He leído el poemario con mucho detenimiento y misticismo, no puedo negar que los simbolismos y metáforas son ápices importantes en el corpus del poema, al mismo tiempo que se va sintiendo un aire de posesión mortífera combinada con una esperanza venidera que no se sabe cómo pero que tendrá su realización en el momento adecuado.
El poemario comienza haciendo una descripción del lugar y la forma que se encuentra la virgen negra, hay una virgen negra en la página veintitrés de un libro de defunción, con cabellos que despliegan albas de orfebrería,/alumbrada con teas de alambres oxidados, que al día siguiente le irán a poner rosas y a prender inciensos, y tú estarás en la página acostumbrada/ con una luz alumbrando tu muerte; siendo una descripción fatalista para una "entidad" que debe, a primera intención, ser cubierta de gloria y esplendor, en este caso el poeta quiere referenciarnos la descripción correcta de la virgen a la cual va rindiendo tributo a lo largo del poemario.
Este es un poemario de fuerte contenido existencial, de exaltación y asombro, de dudas y deseos, de apocalipsis y devastaciones, pero que se va conjugando con esperanzas y gozos, con génesis y realización. Antagónicos, surrealistas, cielo/infierno que alumbran opacando la mirada; en resumen, realidad discernida y sopesada para entender la vida que se va volviendo compleja desde el momento que la ponemos en nuestra espalda y empezamos llevarla sintiendo el hastío del peso preguntándonos del por qué de esa carga.
También, aparece la figura de Eleanor (representando a la humanidad) a quien se le alienta a crecer, a seguir mirando al mundo por su ventana, a comprar colores para su piel, a comprar paisajes con puerta al jardín y sobre todo a luchar por los que la aman, huye hasta perderte/ y jamás vuelvas la vista hacia atrás.
Las bancas de los parques estaban cargadas de viejas cicatrices de recuerdos que jamás podrán ser borrados, buenos o malos, testigos de nuestra existencia, que nos acompañan hasta el final y después de éste, experiencias vividas, tal vez no deseadas pero que son los derroteros de nuestro yo ante los demás, por eso que algunos sueños aún no realizados, pero que se tienen en mente, son a veces de difícil concretización llegando a pensar que caminamos sin dirección el ir a no sé donde con los muñones de una utopía en la mano, muchas veces nos alejamos, huimos, nos exiliamos para no ser testigos ni del tiempo, ni del contexto que nos envuelve, hacemos lo posible por ocultar nuestra realidad, ya que un sin fin de dudas nos va carcomiendo la razón, nos sentimos solos y abandonados antes tal situación, por ello el deseo de envejecer en un rincón cualquiera/ a solas/ y morir de un vez para que todos te olviden. Y los testigos?, siempre hay testigos, nunca falta alguien que te observa, por más oculto que quieras hacer algo, por más sigiloso, por más escueto y lacónico que intentes tu despedida, siempre hay alguien o algo que te observa, no se puede negar que la verdad siempre sale a la luz, ya que ese espía está ahí, a tu lado, junto a ti, cuando sales en la noche un ojo tirado en el suelo te ve pasar y se encarga de informar de tu proceder, ¿soledad? ¿Reclamas soledad? Donde se huya ahí estará el testigo anónimo para informar lo que hacemos, es que este mundo es así, lo oculto siempre sale, por ello los días que pensaste salir corriendo no son más tuyos los jueves están rotos son de otros también, se fascinan ante tu desdicha, hacen alarde de tu caída, qué nos espera, sólo avanzar y seguir así nos estén vigilando, total, sólo ven, por ello la recomendación del poeta: hacer todo ello que satura un simple material de extinción inmediata la noche de papel con cráneos de papel/ Con ventosas de papel y esta vida de papel/ Para hacerlas pedacitos. Justamente ese papel deshecho que no es más que materia inservible se vuelve muchas veces mortaja de un ser que pasó al olvido y que unos cuantos extrañarán la vida en el suelo yacía cubierta con periódicos, cuando nos sentamos a recordar ese ayer que no pasó, sintiendo en el corazón los oleajes de la vida logramos divisar centurias de animalidad en el mundo que nos hacen sensibles adormecidos y es donde nos percatamos que sólo existen visiones de un barco sin rumbo sangrando sobre el mar y que estamos, queramos o no sentados sobre este vacío ubicuo que ahora nos circunda.
Las veces que intentamos escapar de nuestra realidad lo hacemos siguiendo nuestra propia huella ya que éstas nos indican donde estuvo el error y el acierto, es en ella donde corregiremos los desatinos cometidos cuántas veces te he seguido para marcharme de ti por que esa es la única forma de huir, el error no sólo conduce al error sino también a lo correcto porque en nuestra conciencia alguien nos dice que en torno a ti el mundo da vueltas por siempre.
Siempre que luchamos contra ese algo, ser inerte, sin vida, lo hacemos de manera silenciosa, pausada, sufriendo y gozándonos de aquello, pues no permitimos que ese sufrimiento sea ventilado o expuesto al sol, es sólo nuestro, sólo de su autor, pero cuando aquel mortífero sentimiento es sublimado hacia alguien, cuando es "culpa" del otro, es ahí donde el yo que se reconoce en el tú da un giro total involucrando a su semejante sintiendo que la causa no es el que yo esté aquí sino que tú también los estés y que te marches sin decirme nada, ese contacto con la muerte que te permite verle a la cara y hacerle frente en una batalla que desde antes ya se ha perdido hace sólo gritar al olvido que te habían crecido alas/ alas de ninfas para marcharte y nunca más volver/ sólo quedé yo/ excavando veinte años/ Para olvidarte y no sé si aún lo he logrado porque la vi abrir un agujero en la noche/ y meterse hasta no dejarse ver más. Pero los recuerdos no muchas veces son buenas compañías, nunca hacen bien, jamás forman parte del ritual sublime de la vida, los recuerdos nos pueden matar y hacernos llorar sin respetar horarios, éstos se presentan de súbito, nos hipnotizan y alejan de la realidad el incienso ahuma el cuarto donde sólo quedan/ Los fósiles de una sopa de sémola/ Abandonada hace siglos esperando por ti; el poeta sorprende con esta imagen porque hace una genial construcción humana gastronómica como base de recuerdo y fuente de inspiración en procura del que partió pero que nunca volverá cuando cierro los ojos y no estás/ no está el mundo/ y no existo yo y no existe nada a mi alrededor sintiendo esas irremediable voluntad de salir corriendo, de no hacer frente a tanto sufrimiento, de escapar de las huestes transgresoras, impías y desdichadas que sorprenden en cada reminiscencia y en cada retórica hecha a su favor voy a esconderme del mundo/ Huir donde el dolor tenga menos puñales y cuando no haya más salida, ni cielo donde ocultarte, ni rincón, ni árbol donde colgarte: Yo excavo para huir.
Eleanor sal de tu escondite/ Manda al diablo tu muerte es el grito universal de toda la humanidad, mandemos al diablo a la muerte y que no sea esa piedra que estorba al andar, y si es así de inevitable que no sea dolorosa, aunque la peculiaridad de la muerte es eso, dolor al que la padece y dolor a quien lo presencia, tus ojos permanecen aún pintados en un papel/ sobre un rincón hecho de olvidos que siempre recuerdo y un alud de terror se levantaba ante mis ojos/ la planicie de vacíos se esparcía por todos los rincones aprisionándome fuertemente en el silencio de tu grito que cada vez que suelo recordarte el dolor de estar cerca y lejos de tu presencia hace que me duela y goce sintiendo menos de ti, parece decirnos el poeta.
Jonnhy Barbieri es un poeta de los noventa que comenzó a marcar hito en el mundo de la poesía, a pesar de su gesta afable de bellos poemarios no es muy difundido por menesteres propios de grupos poéticos que suelen atinarse como lo mejor en producción literaria o que cuentan con un caudal de "manager" dispuesto a sacar el ojo con tal de ver a otros y no al mejor sobresalir. Leer a Barbieri es descubrir no sólo el pensamiento de los jóvenes de su tiempo, sino de ir en búsqueda de caminos hacía una realización insondable de la vida, la Virgen negra, Eleanor, y todo lo sangriento, mortífero, esperanzador, gozoso nace en un poemario que merece ser leído con mucha atención para ir descubriendo, al igual que los evangelios, nuevos significados cada día. No sólo me he quedado absorto ante los poemas, sino también exhortado a procurar un cambio aunque utópico a la vida que me precede, agradezco a Johnny y pido disculpas por haberme atrevido de interpretar de esta manera insulsa su poemario que dependiendo la visión de lectura que se tenga reluce nuevos brillos cada vez que se retorna a él, De la sierra central del Perú quedó petrificado/ Yo la vi morir/ Yo morí con ella.


I

Hay una virgen negra en la página veintitrés
con cabellos que despliegan albas de orfebrería
hosannas fotografiadas de perfil al pie de un despeñadero
una virgen alumbrada con teas de alambres oxidados
un esqueleto de luz que se levanta
sobre un piso de dominó cargado de espectros
se abren surcos sobre el charco que refleja
un cielo de azul cobalto
Dentro de un libro de defunciones que te contiene
mañana iré a ponerte rosas
a prenderte inciensos
y tú estarás en la página acostumbrada
con una luz alumbrando tu muerte.


III

Lo azul era pequeño
el raudo giro a la derecha era pequeño
el cielo poseía lo azul de tu confín soñado
lo sucio de tus ojos
dos nubes engrapadas a lo largo de tu existencia
el piso del cuarto estaba cargado de polvo
las bancas de los parques estaban cargadas de viejas cicatrices
un árbol sin hojas exhibía sus pulmones enfermos
un perro desconocido excavaba hasta perderse bajo la tierra
las calles estaban vacías largas como nunca
toda esa vastedad de imaginarte se había reducido
a un par de imágenes fijas monótonas
que se hacían indistinguibles
atrás quedaban los vanos gritos
los atajos a la noche
el ir a no sé donde con los muñones de una utopía
en la mano
sólo ir perderse largarse de inmediato
envejecer en un rincón cualquiera
a solas
y morir de una vez para que todos te olviden.


XXXI
Sobre el suelo baldío quedó atrapada su zapatilla roja
los días y los meses pasaron sin darnos cuenta
y una raya deleznable se abrió paso entre la realidad y yo
sus piernas lentamente fueron cayendo como succionados
por la tierra
con un hacha corté kilómetros de árboles para hacer
una fogata y calentar su cuerpo
clavé en la pared un horizonte con relieves de montañas
pinté en el suelo un río con cardúmenes fosforescentes
codornices en el aire volando hacia el norte
la tierra había engullido su cuerpo hasta el cuello
horrorizado corrí hacia la calle
llamé a todo el mundo y nadie me oía
busqué a mi madre y no la hallé nunca
mi padre había muerto hace algunos años
mi hijo no existía
regresé al cuarto y sólo vi su mano desvanecida
bajo un velador encendido y esa opacidad que la noche
traía consigo como una imagen onírica
repitiéndose inevitablemente una vez más.


XXXV
Virgen de basalto
en este día cargado de muerte
te pido que guíes los pasos de Eleanor
te pido que le bajes los frutos porque ella es pequeña
desquiciada no tiene ojos
está decrépita y se desangra.


XXXVI
Al sur está Eleanor
tejiendo sobre un tapiz el instante de su muerte
al sur está el dorsal quebrado
al sur está mi patria sin ruedas
al sur está la vuelta a la luz
que ilumina el mundo.


XXXVII
Un candelabro alumbra Europa
desde aquí lo veo
desde esta terraza anacrónica donde el horizonte
nos muestra Lima bajo un invierno gris
allí creció tus sueños de recorrer el mundo
pero aún estás aquí
entre nosotros
comprando los colores más intensos para pintar
Europa con sus ciudades y sus mares
y pintarle nuevos ríos y nuevas llanuras
barcazas de hojalata para echarlas a andar
por el mediterráneo
de papel serán los murciélagos
las islas serán violetas con cadáveres de pájaros
del subterráneo harás crecer alambreras con buitres colgados
y crearás rascacielos pondrás alas a los lagos
de negro pintarás las lamentaciones
las tinieblas lo harás verde safari
la espina dorsal del continente sangrará sangre azul
los frutos crecerán por el septentrión
el Sena se levantará y huirá por los Pirineos
Europa será un horror
un horror que tú quisiste crear
un bello horror que se fue contigo.


XXXVIII
Aquella muchacha senil está colgada el martes
conocí su color oscuro
su tristeza subterránea
su corazón roto regado por el suelo
desempacaba equipajes de un viaje que nunca emprendió
sé que odiaba los espacios cerrados
la multitud estática desconocida llena de tribulaciones
los edificios que oscurecían las calles
Aquella mujer tenía la cabeza tirada en el suelo
nueces amontonadas al pie de un retrato familiar
flores que crecían sobre la alfombra descolorida
clavaba montañas con nubes negras y lluvias
que caían sólo para ella
encendía inciensos para crear bosques de humo
que se extendían por toda la tierra
la mujer que estaba muerta sacó su cuerpo de su catafalco
tomó su muerte y la aventó por la ventana.

miércoles, febrero 21, 2007

CARNE DE MI CARNE de Johnny Barbieri




CARNE DE MI CARNE, Johnny Barbieri, Ed. Noble Katerba. Lima, 2002; 50 pp. *

Por: Carlos Valencia

Principalmente la inspiración central del poeta es la nocturnidad, así como el tánatos que es un manantial de producción del proceso creador, en otras palabras, -un poemario thriller- espeluznante, enigmático. Algunas pistas, “día tras día nocturno siempre” p. 11. La noche tiene su luz que son las estrellas, que nos sugiere un tono picaresco soterrado, leamos, “cubrirnos lentamente el rostro / para que nadie nos vea desnudarnos bajo la luz de la noche” p. 13.
En otro aspecto veamos el cromatismo -del color rojo- en una multiplicidad de enfoques.
“Sangre anónima que va pintando el cuarto
de suplicios rojos torturas rojas verdugos rojos
de aullidos rojos que no callan jamás. p. 15
Descubrimos el poema del encuadre para el título del poemario.
“Si hablas hacia atrás
mira las paredes que han alzado sus manos
si hablas hacia atrás
escucha cuando la noche acorta la distancia de estas
paredes
que van creciendo hasta tocar mi carne
carne de mi carne
hueso de mis huesos
la noche nos sepulta para afuera
para el aire para el jardín p. 17
La mortandad, lo onírico -que resulta ser- lo tenebroso, Barbieri es un espectador alucinado de pintores, en medio de una regresión personal con estos. Existe esta palabra que surte efecto de estructuración a lo largo del poemario, El Conticinio. Hora de la noche
En que todo está en silencio... Y notamos sus consecuencias de soledad, silencio, fabulación.

“Dos gatos se han servido de la cena de Juan y la noche ha crecido” p. 21.
Dentro de todos los creadores - escritores, los poetas son losseres que pueden concebir la introspección de una manera más plena. El poeta es el ser más solo en el mundo.
“Hay un desierto al este por donde sale el sol
por ratos camino a solas
recordando cosas y cosas
hasta que llega la hora de volver
y estoy solo
solo otra vez con un atado de nervios
y un silencio sepulcral. p. 29
Barbieri, presenta de dos modos el existencialismo, primero, como la terminación y la urgencia de la muerte. Los existencialistas reaccionan contra nuestra tendencia a disimularnos esta verdad primordial, que nuestra vida se dirige a la muerte. Y segundo, la soledad y el secreto. Todo ser humano tiene la tendencia a sentirse solo e indiviso frente a los demás. Estas influencias también se perciben en sus otros poemarios publicados. Poemas muy notables de un contenido simbólico-laberíntico, al poeta siempre lo dejan que sea, Barbieri se ha influenciado de sí mismo y nos muestra la puerta de la catedral que no quiere tocar apuesta a ser antiredentor.
Yo he visto ha Dios tan pequeñito
huyendo de la aritmética
lo he visto a oscuras en mi esquina
desnudándose...(p. 45)
La ciudad de Lima es puesta en atención como un problemasocial. Con respecto a expresiones en lo que en semántica es acuñada como mención, de un típico titular de la prensa, que no es necesario citar. Aunque sí, a las damas de la noche.
La cuenta regresiva esta pactada en algunos versos, donde el poeta hace una declaración tanática. Sigmund Freud, con ayuda del sicoanálisis, manifiesta que detrás del tánatos esta el eros. En un estado latente. Pero con significado de vida, vitalidad y el campo semántico que pueda abarcar. La dualidad vida / muerte, entendiendo la vida como creación, unión, nacimiento.
Necesito un color y una bala en la sien
la agudeza para verte a través del vidrio
del humor nocturno donde tú habitas
total parcial inmensa ...( p. 34)
Expectativas que no lograron su objetivo, de proyectos inalcanzables en un poeta comulgando con el tiempo, en su habitación, en el desierto, viajando en tren al centro del Perú, donde allí cuelga y descuelga sus ilusiones. Anuncia el amigo Johnny Barbieri, que en su quinto poemario desborda voz auténtica e inapelable, que nos ilumina ya sea como lectores o críticos, que, hoy en día no hay tanta diferencia. Un brindis por ello y que sigan los éxitos para el fundador de la agrupación poética Noble Katerba.

* Publicado en el suplemento de la revista Olandina – Lima- Perú, Mayo/agosto de 2003.