viernes, agosto 11, 2006


Antología mínima de El Libro Azul (1996) de Johnny Barbieri

TIEMPOS DE KARMA

1
Volver a la boca de los peces primitivos
a este lado ordinario de la acera de alguna calle
de Lima
llegar a la cola de los herejes para arrancarlos
de todas las plantaciones
de los espacios inextinguibles en medio de los hornos donde
se diluye el oro fabuloso de los sueños
el oro en tu cabellera repugnante y falsa cuando eres
la idea superpuesta en un cuerpo perfecto
Tiempos de Karma
desde los dedales azules como el mar
sobre la supremacía de los árboles dispersados por toda
la tierra
Tiempos de los gemidos cuando se hace el sexo fuera
del cuarto acostumbrado
de la hora que por temor
acostumbramos dejar del lado más salvaje
del lado de la herradura que promete una vida
sin malos augurios
una carcelera absurda para las horas no vividas
para el número impar
que se clava en tu pecho
y revienta

2
Volver a la vida vegetal extraordinaria
a ese lado neurótico que aprisiona y nada
puede anunciar
desde los lugares imaginados donde
hemos dejado correr aquel extraño
que devora la casa y sus rincones viejos
caer a ese cuerpo adicto cuando
la esperanza
nos sube por la pierna derecha
y nos ilumina los viejos lados del camino
las corolas que ya no existen
el cuerpo elegido para el sacrificio
de los viernes
y la verdad nos ciega
la realidad nos envuelve por el aire
a un estado irracional e inadmisible

3
Volver al ciego que nos mira por el ojo de la cerradura
a la hoja del cuaderno caída en el otoño pasado
a esa rama artificial como una espalda
que recibe los azotes
a la puerta que se abre en el muro occidental
en el vientre de las libertades
con los sueños que te llenan el cuerpo
a ese país de la forma más salvaje como
los coribantes imaginados
azul como las revoluciones
como las virtudes cuando no hay fórmulas
y eres todo lo que eres
al país de la figura paralelepípeda
cuando no soy
lo que dichosamente ansiaba
al Perú con sus lados ambiguos
con sus gestos de siglos
su amor
su muerte prematura
su hijo que calla y calla


4
Como un tigre crucificado
volver al punto de la intercepción en el ovario
a los instantes precisos en que los cuerpos
salen volando en todas direcciones
en todas las formas de concebir las distancias
nunca alcanzadas
hasta el ozono canceroso sobre capas de fango
sin agujeros donde se clave
el puñal salvaje
a ese grupo de paz con patitas de amianto
con deseos colosales
y pelo rojo / largo y sucio
mediterráneo y sucio
patriota y sucio por todos sus lados
Volver al Castillo de Grisú de Moro
con las barcas que engendraron
los conquistadores
a esos juegos de salón donde se ha ganado
la felicidad más eterna
nunca imaginada

5
Volver por último a los lugares fantasmas
a la Colmena de abejas
que hicieron de nuestros cuerpos
señales para destinos imprevisibles
ese objeto de nuestra idea
poco comprendida
como una ostra pintada en colores claros
para llevarlo a clases
y hacer con ella millones de individuos abrazándose
en mi habitación
Volver al lado vulgar de mi ser
desde esa tinta indeleble de los años
silenciosamente vividos
de los juegos que aprendimos en mayo
de la forma como empezamos a amar
a ver las cosas tan diferente a todos
a los poemas que intentamos escribir
a dos manos
a los rincones crepitantes
a la soledad perpetua.


36
aquel caballo hipocondríaco de siempre
el menos conocido y el menos amado
posee dos patas traseras / persecutivas
viene de una pieza primitiva e insignificante
está ebrio como los grandes ebrios
Verlaine Hopkins Baco y yo
mojado de pies a cabeza
ha empobrecido a un grado cero
límite entre el ser y la nada
sus movimientos son lentos
y repetidos
el espacio que habita es tan pequeño
que no se alcanza a sí mismo
está a la deriva
sus ancas son de una realidad asombrosa
sus extremos largos y oscuros
se aterciopelan
con la luz amarilla
es malo
la soledad intensa de sus ojos son malos
el silencio de la soledad de sus ojos
se pierde en la habitación
el delirio se aproxima repentinamente
a los lugares vacíos
la noche relincha
la persecución no tiene límites
es la forma de acercarse y entregarse
mansamente a la locura como un caballo
tiene los nervios desajustados
la fuerza alucinante de las mareas bravas
es abominable
a veces tierno y salvaje
su belleza es de un licor amargo pero necesario
se droga
regla y defeca
pero lo amo y eso es todo.

No hay comentarios.: